DEL CIELO A LA TIERRA
¡Terrestres!
Os hemos dicho y os repetimos por ultima vez: ¡NO TENEMOS NADA MÁS QUE DECIROS Y NI SIQUIERA RECORDAROS!
Os hemos dicho, y varias veces repetido, cuando bebíais saber para evitar las calamidades apocalípticas.
A pesar del Consolador y Justo Reclamo del Celeste Amor para poner las cosas en su justo sitio, habéis quedado insensibles, apáticos y rebeldes a los Deseos del Padre Glorioso.
La claros Signos de las Potencias Celestes han quedado privados de responsable interés por parte de cuantos prefieren ignorar la Verdad que vuelve libres, libres de verdad.
Ahora, prepararos a recibir el Severo Juicio de Aquel que no perdona la perseverancia en el error y aún menos absuelve a los engañadores y a los asesinos de la Vida.
El Emisario de Aquel Dios que habéis preferido desconocer está al termino de su misión. No esperéis posteriores consejos ni Misericordia.
Confirmamos, por Superior Deseo, que lo Salvable será salvado y que el Paraíso Prometido de los Bienaventurados no faltará.
DEL CIELO A LA TIERRA
Eugenio Siragusa
Nicolosi, 27 de diciembre de 1991
