DEL CIELO A LA TIERRA.
“UNA DE LAS MUCHAS PASCUAS: PASCUA 1984”.
¡AUN DEBÍA EXHALAR EL ÚLTIMO RESPIRO EN LA CRUZ Y VOSOTROS YA OS ENCONTRABAIS EN LOS LUGARES DE DIVERSIÓN, ATIBORRÁNDOOS Y DIVIRTIÉNDOOS!
AÚN NO HABÍAN SONADO LAS CAMPANAS DE LA GLORIA, NO ESTABA AÚN MUERTO, NO HABÍA RESUCITADO. ¡SUFRÍA! ¡Y YA, VOSOTROS, CON LA MENTE, CORAZÓN Y ALMA, FRÍOS DE PIEDAD, PRIVADOS DE EMOCIONES ESPIRITUALES Y DE ORACIÓN, OS RECREABAIS ENTRE LOS FETICHES DE VUESTRAS INSANAS LOCURAS!
¿ASÍ ES COMO RECORDÁIS MI SACRIFICIO?
¡PERO UN DÍA NO LEJANO OS PEDIRÉ CUENTAS DE ESTA VUESTRA INSANA FRIALDAD, DE ESTA INGRATITUD VUESTRA!
¡YO ESTOY MUERTO EN VUESTROS CORAZONES, INFIELES Y MALVADOS!
YO HE RESUCITADO EN EL ESPÍRITU DE AQUELLOS QUE, EN AQUEL DÍA, HAN AYUNADO Y LLORADO PENSÁNDOME.
¡YO HE RESUCITADO PARA TODOS AQUELLOS QUE SUFREN LA MISERIA Y EL HAMBRE, LA PERSECUCIÓN DE LA INJUSTICIA!
PARA LOS DÉBILES Y COBARDES Y PARA TODOS AQUELLOS QUE ESPERAN ESTE DÍA PARA OFENDER MI RECUERDO, CON EL JOLGORIO DE SUS PERVERSAS ALMAS, YO MUERO EN SUS CORAZONES CADA DÍA MÁS.
DEL CIELO A LA TIERRA.
EUGENIO SIRAGUSA
Nicolosi, mayo 1984
